viernes, 14 de mayo de 2010

Las faenas Agrícolas y la hacienda:


En los comienzos de la colonia el cultivo de la tierra fue muy poco intenso. Se aprovechaban sólo los terrenos de fácil explotación y se dejaba que la fertilidad natural rindiese sus frutos. Sé requerían alimentos solo para una población muy pequeña. A partir de fines del siglo XVII, la situación cambio porque el Perú pasó a depender del trigo chileno. Un terremoto ocurrido en el virreinato 1687, Que perjudico a las instalaciones agrícolas y al sistema regadío, más la aparición de una peste de polvillo negro que afecto a las sementeras, obligo a recurrir al cereal chileno. Este se impuso, además, porque producido en un clima templado, era de mejor calidad. Se inicio, entonces, una exportación considerable, que unida a la de productos de la ganadería, dio mayor riqueza a la aristocracia terrateniente y alzo el valor de la tierra.

El vino, las hortalizas y las frutas, fueron bienes de menor importancia, como asimismo las maderas de concepción y Chiloé.
A través de esa evolución, se configuro la hacienda, que tubo importancia como un núcleo de producción y de vida social. En la medida en que la tierra se valorizo, hubo interés por aumentar la extensión de las haciendas y fijar con claridad sus límites. Mediante concesiones efectuadas por los gobernadores o por adquisición se lograron esos objetivos, consolidándose los latifundios. Paralelamente, sin embargo, subsistieron haciendas y fundos de menor extensión, especialmente en el norte chico y entre las regiones del Maule y del Biobío.

La hacienda, además de producir bienes agrícolas, encerraba faenas artesanales para satisfacer las necesidades de la gente pobre. En los ranchos solía haber telares donde las mujeres elaboraban géneros ordinarios, ponchos y frazadas; con la greda se fabricaban objetos de cerámicas; con el cuero, arreos de montar, calzado, petacas y sillas; también se trabajaban el hierro y la madera. Así se satisfacer muchas necesidades de los campesinos, indios y mestizos, qué Vivian ligados a los trabajos de la hacienda. Existía también una pulpería mantenida por el patrón, donde se entregaban créditos productos como azúcar, yerbas mates, tabaco y aguardiente, que los peones recibían a cambio de su trabajo futuro, en un sistema de endeudamientos constante. En esa forma, los campesinos dependían estrechamente del hacendado y este ejercía un gran poder social.

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